¿Están los gobiernos de algunos países, incluido Portugal, viendo algo que los científicos aún no han encontrado?
En «Why a hydrogen economy doesn’t make sense«, un artículo de Phys.org publicado en 2006, el experto en celdas de combustible Ulf Bossel explica que una economía del hidrógeno es una economía derrochadora.
La gran cantidad de energía necesaria para aislar el hidrógeno de compuestos naturales (agua, gas natural, biomasa), empaquetar el gas ligero por compresión o licuefacción, transferir el portador de energía al usuario, más la energía perdida cuando se convierte en electricidad útil con pilas de combustible, deja alrededor del 25% para uso práctico, un valor inaceptable para hacer funcionar una economía en un futuro sostenible.
Según el profesor Bossel, un aporte de 100 kWh AC, puede resultar en 69 kWh de energía disponible en un coche eléctrico, a través de los procesos ya conocidos.
La misma entrada daría como resultado 23 kWh disponibles en un automóvil de hidrógeno en el caso de que el proceso de conversión sea compresión, o 19 kWh si el proceso es licuefacción.
El análisis energético general de Bossel de una economía del hidrógeno demuestra que las altas pérdidas de energía que resultan inevitablemente de las leyes de la física significan que una economía del hidrógeno nunca tendrá sentido. Lea el artículo completo de Bossel aquí.
“Se comprometieron enormes sumas de dinero demasiado pronto, y ahora incluso los buenos científicos se prostituyen para obtener dinero de investigación para sus estudiantes o laboratorios; de lo contrario, corren el riesgo de ser despedidos. Pero las leyes de la física son eternas y no se pueden cambiar con investigación adicional, capital de riesgo o votos mayoritarios «.
Y ahora, 14 años después, ¿Bossel estaba equivocado? ¿La tecnología ha cambiado drásticamente? ¿Fueron incorrectas las leyes de la física? ¿O los gobiernos siguen buscando la quimera perdida que nadie más puede ver enterrando toneladas de dinero?
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